El envejecimiento es un proceso degenerativo que afecta a todos los organismos pluricelulares incluyendo al hombre. A pesar de que el envejecimiento se conoce y ha sido tema de preocupación desde el origen de la humanidad, el mecanismo biológico por el cual ocurre y se regula sigue siendo desconocido. El organismo que más ha aportado en el conocimiento de este proceso es sin duda el nematodo Caenorhabditis elegans. En este organismo se aislaron los primeros mutantes longevos (algunos de ellos capaces de duplicar la vida media) y que por lo tanto están afectado en genes esenciales en la regulación del envejecimiento. El estudio de estos mutantes y la identificación de los genes afectados ha permitido empezar a entender los mecanismos que regulan este proceso. Sin embargo, el número de mutantes afectados en longevidad es reducido y es esencial el aislamiento de más mutantes de este tipo para poder seguir avanzando en los conocimiento sobre el envejecimiento.
En ese sentido se ha dirigido nuestro trabajo. La búsqueda de estos tipos de mutantes siguiendo su fenotipo de longevidad no es tarea fácil, requiere un gran esfuerzo y mucho tiempo. Para evitar eso, nuestro grupo ha desarrollado un protocolo consistente en la selección positiva de mutantes resistentes a estrés térmico (un fenotipo asociado a la longevidad) con la esperanza de que estos mutantes sean longevos. De esta forma hemos obtenido una extensa colección de mutantes longevos, incluyendo mutantes afectados en genes conocidos y otros nuevos.
Actualmente estamos caracterizando los mutantes aislados y en el proceso de identificación de los genes afectados con la esperanza de que podamos entender mejor cómo se regula la longevidad. Hasta ahora, hemos podido identificar el gen afectado en uno de esos mutantes, el gen aap-1, observando que se trata de la subunidad reguladora de la fosofoinositol 3-quinasa, una enzima clave en la señalización de la ruta de la insulina/IGF. Este gen junto con los genes identificados por otros grupos en esta ruta indican que existe una regulación de la longevidad a nivel hormonal. Distintos mutantes en la ruta de la insulina/IGF en Drosophila o ratón también producen un incremento de longevidad, indicando que esta ruta está conservada en la evolución.